El concepto de marca personal nace en EEUU a finales de los años 90, y encuentra en el entorno 2.0 un gran potencial para su desarrollo. Es un instrumento óptimo para comunicar quién eres, qué te hace confiable, qué posibilidades ofreces de compartir valores, conocimientos y actividades, de ofrecer trabajo o colaboración. El valor de una marca personal es inmaterial y variable, y se lo dan los que reciben su influencia. «Eres lo que haces, eres lo que dices que haces, pero también lo que recuerdan de ti y, sobre todo, eres lo que esa gente siente cuando lo recuerda: la confianza. Una marca (o «urbrand») es una respuesta emocional ante una imagen, el nombre de una empresa o una persona», escribe Risto Mejide en su ensayo “Urbrands”, merecedor del Premio Espasa 2014 (XXXI edición).
Es esencial comenzar el proceso de creación de tu marca (Branding personal) con una labor de reflexión, que resulta laboriosa cuando buscas expresar lo que “naturalmente” eres: Óscar Wilde advertía que “ser natural es la más difícil de las poses”. Debes “entrar en estado flow” para definir tu identidad, tus fortalezas y debilidades; qué te diferencia (tu ventaja competitiva); qué puedes ofrecer valioso para otros; cómo mostrar crédito y emoción; con qué actitudes, experiencia y aptitudes cuentas; qué contactos y posibilidades de relación tienes. Lo siguiente, es elegir las personas a las que dirigirte (tu “público objetivo”), hacer un análisis del entorno próximo para identificar amenazas y oportunidades y estudiar bien las características de tu sector.
Define tus objetivos profesionales, ya seas autónomo, emprendedor, freelance, directivo o empleado, o estés en búsqueda de trabajo, sabiendo que te mueves en un mercado laboral transformado por la globalización, el desarrollo de las TIC y la crisis económica, en el que las tendencias empresariales apuntan al teletrabajo, la subcontratación laboral y el outsourcing. Considera cómo va creciendo un “mercado Gig”, en el que la regulación del trabajo no depende ya de las empresas -con un contrato y un lugar de trabajo fijos-, sino de profesionales que fabrican su propia marca para participar en proyectos temporales de distintas organizaciones o para proponer proyectos propios, relacionados con sus áreas de especialización.
Concreta esos objetivos generales -difusión de tu marca, promoción o venta de tu producto/servicio, gestión del networking o de tus oportunidades de desarrollo- y define una estrategia de Marketing personal para alcanzarlos, detallada en acciones y técnicas que programes. Ha de ser dinámica: medida, analizada y reorientada periódicamente a corto, medio y largo plazo, atendiendo a los datos y a la coherencia de esas acciones y técnicas con lo que es tu marca.
Las TIC ofrecen variadísimos servicios y herramientas para diseñar, comunicar, posicionar y difundir tu marca personal y extender su alcance de forma exponencial:
Muéstrate activo en tus comunidades de Gogle+ y grupos de LinkedIn, obtén recomendaciones; optimiza el título y descripciones de los vídeos de tu canal de YouTube o Vimeo (fuente: blog nosinmisredes.es); publica diariamente en Twitter; utiliza eficazmente los hashtags en Pinterest e Instragram -además de Twitter– y las utilidades del servicio de geolocalización.
Luis Ángel Mendaña, gran “apostador por el 2.0 de la comunicación entre las personas”, que supo anticiparse al valor creciente de los contenidos, en un post reciente de su blog lugarzen.es predice el futuro de la marca personal: “…no habrá muchos procesos en los que el uso del marketing sea tan positivo y beneficioso para todos como es el de sacar a la luz el talento y potencial de una persona a nivel profesional. La marca personal ha llegado para quedarse…”.
¡Estupendo artículo! Me ha encantado, a los conocimientos técnicos añades conocimientos humanísticos que ayudan a dar más belleza y mayor profundidad a los contenidos, un valor añadido este que no es nada fácil encontrar.
Gracias, Yolanda. Para mí es también un valor añadido recibir un comentario como este, de una humanista y coach como tú.